domingo, 10 de octubre de 2010

QUICO SABATERy la memoria de la guerrilla anti-franquista

Cada cinco de enero, dentro de un homenaje al maquis, un nutrido grupo de Anarquistas y no anarquistas, se reúne en el cementerio de Sant Celoni para recordar a Quico Sabaté, muerto en combate hace 48 años. Manuel Tabernas: El militante anarquista conocido con el nombre de Quico Sabaté demostró siempre tener un espíritu libre y activo. Antes de los 17 años ya estaba afiliado a la CNT y había fundado el grupo de acción anarquista Los Novatos, formado por sus hermanos y unos amigos, como continuación del grupo Los Solidarios. Durante la guerra luchó en el frente de Aragón con la Columna de los Aguiluchos de la FAI. Pasó a Francia tras acabar la guerra y estuvo en un campo de internamiento, y a principios de los años 40 se instaló cerca de la frontera y estudió posibles rutas de entrada al Estado español a través de los montes. En 1944 hizo su primera incursión compaginando su trabajo de fontanero en Francia con su actividad anti-franquista en España, robando a acaudalados empresarios y bancos, trasladando propaganda, publicando boletines y reorganizando los sindicatos de la CNT en el interior, así como con sabotajes y actividades de guerrilla urbana en Barcelona, donde colaboró con otros grupos guerrilleros libertarios (los de Massana, Caraquemada y el de Facerías).



A finales de diciembre de 1959, Quico Sabater con cuatro guerrilleros más inicia el que sería su último viaje. A pesar de que se sabía del intercambio de información entre las policías española y francesa. El Quico atravesó la frontera por Costoja. La guardia civil estaba apostada por todos los pasos fronterizos en grupos de tres. Había tropas de refresco apostadas en Albanya. Mientras numerosas patrullas recorrían continuamente la zona. Desde 1945 a 1960 los grupos de acción de Quico Sabater intervinieron en numerosos hechos. Transporte de armas de lado a lado del Pirineo, atentados politicos, atracos, y otros actos de propaganda anti-franquista. En estas actividades Quico vería como caerían 15 de sus hombres. A lo largo de 16 años Francisco Sabater Llopart, fue el enemigo número 1 del régimen franquista.



El febrero del 46 Quico pasó la frontera con un importante cargamento de armas entre sus hombres figuraban Ramón Vila Capdevila “Caracremada”. En Banyolas lugar donde había depositado el armamento, en Ramón Vila mató a un guardia civil para salvar la vida de Sabater, el cual pudo escapar disfrazado de pagés (campesino catalán) encima de un carro, mientras tanto Banyolas era registrada minuciosamente por la Benemérita (Guardia Civil). Dos meses después Quico y sus hombres colocaron bombas en los consulados de Brasil y Perú mientras el grupo de Facerias lo hacía en el consulado de Bolivia como protesta afirmativa de estos países a la entrada de España a la ONU. Al cabo de un mes, en junio de 1949 Quico Sabater fue encarcelado en Montpelier después de ser juzgado por tenencia ilícita de armas y de explosivos. Cuando llevaba cuatro meses de cárcel moría en Barcelona su hermano José víctima de un enfrentamiento con la policía, aún desde la prisión francesa Quico se enteró del fusilamiento de su hermano pequeño Manuel en el campo de la Bota después de un juicio fugaz. En cuatro meses la policía franquista incapaz de cazar a Sabater había eliminado dos de sus hermanos, al cabo de trece meses de condena, Quico sale en libertad, en julio de 1950. A principios de 1955 Francisco Sabater creó los grupos anarcosindicalistas que tenían como portavoz la publicación "El Combate" distribuida por las barriadas obreras barcelonesas y por los pueblos y ciudades de Cataluña. El mismo año 1955 en septiembre, con motivo de la visita de Franco a Barcelona, Quico subió a un Taxi y se identificó como policía que quería distribuir propaganda franquista y en una especie de mortero construido por el mismo disparó proyectiles llenos de propaganda sembrando las calles de Barcelona con octavillas de colores en Catalán y Castellano. En los últimos tiempos de su actividad guerrillera mantuvo fuertes discrepancias con los cargos de la CNT-AIT en Toulouse. A finales de 1959 realizó su última incursión al interior.



Los atracos a Bancos fueron los hechos más espectaculares realizados con el fin de recaudar fondos para ayudar a los presos, a sus familias necesitadas y a sus compañeros, el más importante fue el del Banco de Vizcaya de donde conseguiría llevarse 700.000 pesetas. En una oficina del Banco Central cerca del Borne (abastecimiento Barcelona) llegaron Sabater y un compañero en un Taxi alquilado como siempre, mientras Quico a punta de metralleta mantenía a raya a clientes, guardias y empleados, el otro llenaba un cesto cómo para ir al mercado, al salir Sabater dejó un objeto inofensivo delante de la puerta con una mecha encendida mientras aconsejaba a los de dentro (del Banco) que se tumbasen en el suelo, se fueron con el taxista que en ningún momento sospechó nada, ya que les esperaba con el coche en la esquina.



También en Barcelona se llevó cerca de un millón de pesetas de la Empresa Cubiertas y Tejados desde la calle todo el mundo se lo miraba sonriendo a través de las grandes vidrieras, creyendo que allí dentro se estaba filmando una película de gansters.



En estos últimos años Sabater se había presentado en lugares frecuentados por obreros como Bares y comedores de las fábricas donde pronunciaba pequeños mítines anti-franquistas. El año 1956 y 1957, fue detenido nuevamente en Francia y encarcelado por los motivos de siempre, tenencia ilícita de armas, explosivos y también contrabando por el solo hecho de tener un aparato transmisor: La policía española conectada estrechamente con la francesa influyó decisivamente en estas detenciones. A finales de diciembre y inicios de enero del 57 serían detenidos 47 compañeros de la C.N.T. en diversos lugares de Cataluña acusados de colaborar con Quico Sabater, como tanto otras veces acorralado y perseguido, Quico consiguió escaparse de Barcelona vestido de pagés (campesino catalan), llegó en tren a Hostalrich y continuó a pie hasta Francia, allí aún le esperaban 8 meses de prisión en Montpelier seguido de un confinamiento de 5 años en Dijon. En diciembre de 1959 a las puertas de un nuevo juicio por tenencia ilícita de armas, decidió la huída hacia adelante, y emprendió la que sería su última incursión contra el franquismo, le acompañaban Antoni Miracle Guitart, de 29 años, Francisco Conesa Alcaraz de 39, Roger Madrigal Torras, de 27 y Martín Ruiz Montoya de 20 años. Es el 3 de enero de 1960, en el "Mas Clarà" cerca de Gerona, Quico Sabaté se encuentra herido rodeado de numerosos efectivos de la guardia civil, el rodeo y el tiroteo se prolongará todo el día hasta la noche.



Quico Sabater herido en la pierna, en las nalgas y en el cuello recorre siempre de noche unos 25 kilómetros hasta llegar de madrugada a la estación de Fornells, a punta de pistola sube a la locomotora del Tren correo y obliga a los dos maquinistas a que no se detengan hasta llegar a Barcelona, pero en Massanet Massanas es preciso cambiar la locomotora de Vapor por una de eléctrica, Quico cambia de Máquina, y los maquinistas aprovechan para alertar a la guardia civil, a dos minutos de Sant Celoni con la pierna ya cangrenada Quico salta del tren con la intención de recibir asistencia médica.



En todas las poblaciones a lo largo de la línea férrea hasta llegar a Barcelona la Guardia civil espera a Sabaté, Quico sin fuerzas pide la dirección del médico a un pagés (campesino catalan) pero se equivoca y llama a la casa de Francisco Berenguer delante de la del doctor Barrios, Berenguer al ver el mal aspecto de quien llama tan temprano a la puerta y observando que lleva una metralleta escondida, se pone nervioso y se abalanza sobre Quico con el fin de quitarle el arma, mientras tanto Martínez Collado sargento de la guardia civil, los somatenista Abel Rocha falangista notorio y Pepito Sebina ex-legionario ya han localizado al fugitivo, largamente esperado.



En un pacto de sangre mantenido aún hoy, en un pacto de silencio mantenido por los tres hombres el somatenista descargó su metralleta en la cabeza del Quico después de muerto, desfigurándolo hasta el punto de que ni su hermana pudo identificarlo.



Últimamente se está recuperando la memoria de los guerrilleros anti-franquistas. Se publican libros, se les hacen homenajes y se les empieza a sacar del ostracismo que el régimen franquista les impuso. Ya no son "bandoleros" aunque, en muchos casos, no se ha modificado esta calificación en sus fichas policiales y muchos más han muerto sin reconocimiento. La mayoría de ellos protestan porque la Ley de Memoria les iguala a cualquier combatiente fascista. Ellos y ellas tienen claro que no son iguales. Y que el tiempo no ha pasado tampoco igual: han sido muchos los años en el exilio o en un doloroso silencio. Aún hoy el Ayuntamiento de Berga, alegando que "aún quedaban muchas heridas abiertas", se negó a poner una placa conmemorativa al maquis local Massana.



Equipararles a Robin Hood es trivializarlo todo aún más. No sólo robaban bancos o asaltaban empresarios, y desde luego no lo hacían en beneficio propio. Repartían propaganda y daban mítines en fábricas y comedores de obreros. Sabían perfectamente dónde se movían y qué querían. Creían posible volver a ese "corto verano de la anarquía" que durante un breve tiempo se consiguió instaurar en la península. Las tierras, los servicios, los medios de producción estuvieron colectivizados. Y funcionaron. En muchos lugares se abolió el dinero y se instauró el apoyo mutuo. Y funcionó. Eso asustó mucho a los militares, industriales y terratenientes. Era la prueba viviente de que sobraban, de que no eran necesarios. De ese pánico cerval, ese odio y esa rabia en la represión. Habían de fusilar, asesinar y extirpar todo lo vivo y floreciente. Había que reprimir y destruir hasta el recuerdo. Por ese "corto verano" lucharon gentes como Sabaté y siguieron luchando hasta el final. Ésa era su motivación. Y mientras estuvieron en lucha lo que cada acción armada le recordaba al régimen era que la posibilidad seguía viva o, al menos, que había existido ese mundo; que no había sido un espejismo. Y por eso fueron perseguidas, acosadas y exterminadas las guerrillas anti-franquistas urbanas o rurales. Lo cierto es que los maquis buscaban la espectacularidad de sus acciones porque querían dejar claro su oposición armada al régimen. Y es cierto que, en el contexto en que se producía, era fácil que se convirtiera en mito y alimentase la prensa y las novelas sensacionalistas de la época. Pero quedarnos sólo con esto es simplificarlo todo demasiado y hurtar la ideología. Sobre todo, considerar a la gente como mera consumidora de emociones fuertes y, en general, fácilmente impresionable. La gente no consideraba héroes o mitos a Sabaté y a Caraquemada o Massana porque fueran intrépidos salteadores de caminos. Los frutos de estos atracos iban a apoyar a los compañeros y compañeras presas. Aunque la policía los desarticulaba se configuraban sindicatos y la propaganda que se distribuía se leía.



Los guerrilleros no tenían líderes y su organización era la de grupos de afinidad no autoritarios. Y, necesariamente, había enlaces y contactos, cuyo trabajo era, a veces, mucho más peligroso porque no llevaban armas para defenderse. Sin esa base, sin esos apoyos, las guerrillas no pueden existir.



Existe una placa en el lugar donde este guerrillero fue asesinado a manos de estos asesinos, Abel Rocha, falangista notorio y Pepito Sebina ex-legionario los cuales pertenecían al somaten.